China aprovecha al máximo el contexto de la pandemia en Latinoamérica y el Caribe

Ilustración: Alonso Gañán.

La última década se ha caracterizado por el fortalecimiento de las relaciones económicas y políticas entre la República Popular China (RPC) y América Latina y el Caribe (ALC). Hoy en día, China se encuentra entre el primer y segundo socio comercial de la mayoría de los países de la región. De igual forma, hemos visto el incremento de intercambios gubernamentales y la diversificación de las inversiones chinas en ALC, como también la creciente participación de China en instituciones como la CELAC y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF). Lo que es más, es altamente probable que la pandemia del Covid-19 haya servido para intensificar estos lazos y mejorar la percepción de China en la región.

A lo largo del mundo desarrollado, particularmente en Estados Unidos, la percepción de China ha sufrido notablemente a raíz de la pandemia. De acuerdo con una encuesta realizada por el Pew Research Center a finales de 2020 donde se evaluó cómo es China percibida en 12 países del Norte Global -Alemania, Australia, Canadá, Corea del Sur, EE.UU., España, Francia, Italia, Japón, Países Bajos, Reino Unido y Suecia- en promedio el 73% de los encuestados mostró una opinión negativa de China. El aumento de opiniones desfavorables se produce en medio de críticas generalizadas sobre cómo China ha manejado la pandemia. Sin embargo, la historia parece ser distinta en el Sur Global y particularmente en ALC. A pesar de que no se han realizado encuestas en ALC acerca de cómo se percibe a China en la región, existen varios indicativos para argumentar que el contexto de la pandemia ha servido para mejorar su imagen.

Para comenzar, el gobierno chino, de la mano de las farmacéuticas Sinovac, Sinopharm y Cansino, ha implementado una campaña masiva de venta de vacunas a la región. Fuera del Asia Pacífico, ALC es la región que más ha tenido acceso a la compra de vacunas chinas. De las 1.500 millones de vacunas chinas vendidas a nivel global, aproximadamente 390 millones han ido a ALC. Esto va de la mano del difícil y escaso acceso por parte de los países latinoamericanos a vacunas producidas en Occidente en el 2020, hecho que ha sido utilizado efusivamente por medios oficiales chinos para promover a China como un país solidario con el mundo en desarrollo a diferencia de un Occidente “indiferente y egoísta”.

Cabe destacar que la mayor parte de las vacunas chinas distribuidas a la región fueron compradas; únicamente se han donado 3 millones de dosis. Por su parte, EE.UU., quien estuvo prácticamente ausente en el tema de donaciones y venta de vacunas a nivel mundial en 2020, desde que Joseph Biden asumió la presidencia el país norteamericano ha donado 40 millones de vacunas a ALC. No obstante la marcada diferencia en donaciones, no fue EE.UU.—ni tampoco la Unión Europea—sino China el país con la capacidad de producción y disposición a proveer mascarillas, insumos médicos y vacunas durante todo el primer año de la pandemia, hecho que no pasará desapercibido por los gobiernos de ALC.   

Foto: Laboratorio chino Sinopharm llega a Perú con las pruebas para el ensayo clínico Fase III de la vacuna contra el Covid-19 en septiembre de 2020. Por: Ministerio de Relaciones Exteriores de Perú. Fuente: Flickr

La llamada “diplomacia de las vacunas” también traerá consigo el avance de la industria farmacéutica china en la región. El pasado febrero, el Instituto Butantan de Sao Paulo, Brasil, que desarrolló juntamente con Sinovac una masiva cantidad de pruebas con voluntarios brasileros, firmó un contrato con el Ministerio de Salud y Sinovac para producir 100 millones de dosis de este antídoto. El acuerdo incluye la transferencia tecnológica de Sinovac, lo que le permite al Instituto Butantan fabricar el insumo directamente en el país.

De igual forma, en agosto Sinovac informó que instalará en Chile una planta de fabricación de vacunas con capacidad para producir alrededor de 60 millones de dosis al año. Además de la vacuna contra el Covid-19, la planta también producirá dosis de preparados contra la influenza y la hepatitis, productos que también serán exportados a otros países de la región. El proyecto, que tendrá una inversión total de 60 millones de dólares por parte de Sinovac, contempla también la instalación de un centro de innovación y desarrollo farmacéutico. La planta estará lista en el primer semestre de 2022.

Colombia es otro país que también firmó un importante acuerdo con Sinovac en materia sanitaria. El memorándum de entendimiento firmado en agosto entre el Gobierno de Colombia y Sinovac se divide en tres etapas. La primera contempla el envasado y llenado de vacunas importando los componentes de China. La segunda etapa, a ser desarrollada en dos años, incluye la producción local de vacunas para el Covid-19 y otras enfermedades a través de una alianza público-privada. La tercera y última etapa comprende un trabajo conjunto entre centros de investigación colombianos y el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación con Sinovac para el estudio y desarrollo de vacunas.

Además del tema sanitario, el marco económico también ofrece un panorama positivo para China. A pesar de la contracción económica de 2020, donde la inversión extranjera directa (OFDI por sus siglas en inglés) de China en ALC se desplomó un 33.8%, aun así, hubo un incremento masivo en la generación de empleo. De acuerdo con el Monitor de la OFDI china en América Latina y el Caribe, en 2020 la OFDI china generó más de 173.000 empleos, representando un incremento de 357.7% con respecto a 2019. Compañías como Didi, Huawei y Xiaomi, todas empresas que ofrecen servicios tecnológicos, han establecido oficinas en varios países de la región y se han convertido en marcas reconocidas que cada vez captan una mayor parte del mercado. Dados los efectos impredecibles de la pandemia en las dinámicas laborales a nivel mundial, un incremento en percepción pública y social dada la generación de empleo de las inversiones chinas en la región bien pudiera avizorar un importante cambio estructural de las inversiones hacia las áreas de prestación de servicios y desarrollo tecnológico.

Aún es temprano para evaluar cuáles han sido, o serán, las repercusiones políticas, económicas y sociales del Covid-19 en ALC y qué traerán consigo para la relación sino latinoamericana. Entre otras cosas, no se puede descartar un cambio de tono en EE.UU. hacia la promoción de inversión y financiamiento en ALC para contrarrestar la creciente influencia de China. Adicionalmente, la región aún se encuentra inoculando a su población en contra del Covid-19, proceso que debe durar al menos un año más. De todas maneras, independientemente del relacionamiento futuro de Occidente con los países de ALC, el balance de las actividades de China en la región del último año y medio parece ser positivo para su imagen y cómo es percibida por la región.   

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