El Megapuerto de Chancay: Oportunidades, Retos y la Influencia de China en Perú
El nuevo megapuerto de Chancay, inaugurado durante la cumbre APEC en Perú, simboliza la transformación del país en un eje estratégico del comercio Asia-América Latina, pero también plantea desafíos geopolíticos y sociales. Con el respaldo financiero y control mayoritario de COSCO, una empresa estatal china, el puerto promete reducir los tiempos y costos de transporte, atraer inversiones y generar empleo local. Sin embargo, esta asociación ha desatado un debate sobre la influencia china en sectores estratégicos peruanos, el impacto en comunidades locales y la posible dependencia de un actor externo con objetivos propios. En un contexto de beneficios económicos inmediatos y riesgos a largo plazo, Perú deberá enfrentar las implicaciones de un proyecto que podría cambiar no solo su economía, sino su rol en la dinámica comercial del Pacífico.
Esta semana, en el marco de la celebración de la cumbre APEC en Lima, se inaugurará oficialmente el renombrado puerto de Chancay. La cumbre contará con la participación de un tren de personalidades, incluyendo altos ejecutivos de empresas internacionales, conglomerados de la banca, líderes en tecnología y representantes políticos, entre ellos el presidente Xi Jinping. Es tal la expectativa nacional, que el gobierno declaró días no laborables por APEC, agregando la provincia donde estará el nuevo puerto.
No es para menos toda la parafernalia. El puerto de Chancay, ubicado a unos 80 kilómetros al norte de Lima, se ha convertido en una de las obras de infraestructura más ambiciosas en la historia reciente de Perú. Si bien la concepción del proyecto data de 2007, el mismo saltó a los titulares en el 2019 cuando la estatal china COSCO Shipping Ports adquirió el 60% de Terminales Portuarios Chancay por 225 millones de dólares, estableciendo una sociedad con la minera peruana Volcán, que mantiene el 40% restante. Chancay será el primer puerto en el Hemisferio Occidental en estar completamente bajo el control de la gran naviera estatal china, a diferencia de su participación en el puerto de Seattle, en Estados Unidos, donde su operación se limita a la gestión de una sola terminal.
Foto: Presidencia Perú Flickr. Inspección a los avances de obra del Terminal Portuario de Chancay y presentación de las primeras grúas eléctricas. 14/06/2024
Si bien la concepción del proyecto data de 2007, el mismo saltó a los titulares en el 2019 cuando la estatal china COSCO Shipping Ports adquirió el 60% de Terminales Portuarios Chancay por 225 millones de dólares, estableciendo una sociedad con la minera peruana Volcán, que mantiene el 40% restante.
El financiamiento para el puerto proviene en gran medida de capital chino, lo que subraya la creciente influencia de China en la economía peruana. Perú terminó encontrando en China un socio dispuesto a invertir y apostar en el litoral andino, algo que expertos aseguran “no les interesa” a otros grandes poderes como Estados Unidos, Brasil, o miembros de la Unión Europea.
“El modelo chino consiste en construir un punto de distribución global en un nuevo subcontinente que no tiene eso”, explica Omar Narrea, investigador del Centro de Estudios sobre China y Asia-Pacífico de la Universidad del Pacífico en Perú, quien señala al historial de inversión china en África como ejemplo del modelo de Pekín.
“Tenemos puertos con similares profundidades y capacidades geográficas, pero no con esa tecnología. Esta tecnología viene del interés del inversor, de esta empresa, de tener un punto eficiente para cambiar las redes globales de distribución. Entonces no es solamente producción y consumo, sino también es distribución”, asegura Narrea.
Esta asociación ha generado tanto expectativas como preocupaciones, ya que la gran inversión china ha dado lugar a debates sobre la soberanía económica y el equilibrio de poder en la región. La inversión no solo cubre la construcción de terminales de carga, sino también la modernización de la infraestructura vial y ferroviaria que conectará el puerto con Lima y otras ciudades importantes.
COSCO se ha comprometido a realizar la obra en varias fases, con la primera de ellas enfocada en la construcción de muelles, áreas de almacenamiento y sistemas de grúas automatizadas. A medida que el puerto avance hacia su finalización, se espera que se convierta en un nodo central en la red comercial entre Asia y América del Sur, atrayendo inversiones y generando empleo local.
El puerto de Chancay no es solo un proyecto económico; también representa una pieza en el tablero geopolítico global donde China ha consolidado su influencia mediante la financiación de infraestructuras estratégicas.
A través de su iniciativa global de La Franja y la Ruta, China ha elaborado una red de proyectos en diversos países con el objetivo de desarrollar infraestructura mientras a la vez aumentar su influencia económica y política. Este poder blando le permite a China profundizar sus relaciones con las naciones participantes, ofreciendo inversiones en sectores clave como transporte, energía y telecomunicaciones, a menudo a cambio de acceso privilegiado a mercados y recursos.
En América Latina, la presencia de China ha crecido exponencialmente en las últimas décadas. En países como Ecuador, por ejemplo, China financió y construyó la Represa de Coca Codo Sinclair, la central hidroeléctrica más grande del país. Si bien este proyecto inicialmente fue visto como una oportunidad de desarrollo, opacidad, problemas técnicos y sobrecostos provocaron tensiones entre el gobierno ecuatoriano y sus socios chinos, lo que dejó en evidencia los riesgos de depender excesivamente de financiamiento externo.
En Argentina, la construcción de una base de monitoreo espacial china en Neuquén generó controversias debido a las sospechas sobre su uso para fines militares o de inteligencia, lo que encendió alarmas sobre la pérdida de control en infraestructura estratégica.
El proyecto del puerto de Chancay podría seguir una dinámica similar. Al ser COSCO una empresa estatal china, las decisiones sobre la operación del puerto podrían bien estar vinculadas a los intereses del gobierno chino. Esta relación asimétrica plantea preocupaciones sobre la soberanía de Perú y el riesgo de que el país dependa de un actor extranjero para la operación de una infraestructura vital.
Si bien la inversión china aporta beneficios tangibles, algunos analistas temen que China pueda usar su influencia sobre el puerto para presionar a Perú en temas de política exterior o comercial, consolidando su rol como el principal socio de la región a expensas de otros actores globales.
“COSCO sigue aplicando esta lógica de transformar las redes navieras mundiales, donde es una de las empresas líderes haciendo eso. Se dan cuenta que [Chancay] es un punto importante en el comercio para esta zona, va a aumentar el consumo, y lo ven desde el punto de vista comercial”, agrega Narrea.
Foto: Presidencia Perú Flickr. Inspección a los avances de obra del Terminal Portuario de Chancay y presentación de las primeras grúas eléctricas. 14/06/2024
En este sentido, Chancay no es solo un puerto, sino una pieza más en la estrategia global de China para posicionarse como líder comercial y político en regiones que tradicionalmente han estado bajo la influencia de otros poderes, como Estados Unidos y Europa. La pregunta que queda es si Perú será capaz de equilibrar los beneficios económicos del puerto con los desafíos geopolíticos que surgen de su asociación con China.
Cuando se habla de la gestión y el control del puerto, aumenta la preocupación sobre si podría utilizarse para otros fines que no sean comerciales. La suposición general es que las decisiones se tomen unilateralmente. Esto ignoraría las normas peruanas sobre negocios e inversiones, así como las leyes peruanas sobre el uso comercial del puerto, que indican que cualquier entrada que no sea para fines comerciales requiere la aprobación del Congreso y del Poder Ejecutivo.
“En este momento, el principal objetivo del puerto es abrir un mercado logístico para Perú y favorecer el acceso económico de China a la región. La forma en que los países naveguen y se aseguren de priorizar sus intereses nacionales dependerá de sus liderazgos y de cómo respondan también a las necesidades de sus respectivos sectores empresariales e industriales, así como de los ciudadanos”, afirma Victoria Chonn-Ching, Fellow en The Adrienne Arsht Latin America Center de The Atlantic Council.
Chancay no es solo un puerto, sino una pieza más en la estrategia global de China para posicionarse como líder comercial y político en regiones que tradicionalmente han estado bajo la influencia de otros poderes, como Estados Unidos y Europa.
A pesar del optimismo en varios sectores comerciales, la construcción del megapuerto no ha estado exenta de problemas e irregularidades, incluyendo la controvertida cesión de áreas reservadas para la defensa nacional, la concesión de permisos sin estudios ambientales previos, la adquisición de terrenos públicos a bajo costo, y el impacto negativo en comunidades locales debido a daños en viviendas. Además, el proyecto ha estado marcado por incidentes de hostigamiento hacia periodistas que intentaban cubrir su evolución, generando preocupaciones sobre la transparencia y el respeto a los derechos de las comunidades afectadas.
“Al Estado peruano le falta involucrarse en este tipo de proyectos para compensar y generar un clima de negocios”, admite Narrea.
Además, las comunidades locales han expresado su preocupación por el impacto social y económico del proyecto. La construcción del puerto ha generado un aumento en el tráfico pesado en las carreteras de la región, afectando la calidad del aire y el nivel de ruido en áreas habitadas. Los pescadores, en particular, han señalado que la obra ha interrumpido sus actividades, y temen que el puerto afecte permanentemente sus medios de vida.
A pesar de estos problemas, el megapuerto de Chancay presenta una serie de beneficios que podrían transformar la economía de Perú y su posición en el comercio global. El puerto está diseñado para ser un punto estratégico de conexión entre América del Sur y Asia, en particular con China, el mayor socio comercial de Perú.
El puerto permitirá que Perú se convierta en un hub logístico clave en la región del Pacífico, reduciendo significativamente los tiempos de transporte de mercancías hacia y desde Asia. Analistas señalan que las particularidades del puerto de Chancay permitirán disminuir los costos de transporte en cerca de un 30%, lo que hará que Perú se vuelva significativamente más competitivo frente a otros países de la región.
Actualmente, gran parte de los envíos desde Sudamérica a Asia pasan por el Canal de Panamá o requieren rutas más largas que incluyen transbordos en otros países. Chancay, con su ubicación estratégica y moderna infraestructura, promete reducir estos tiempos y costos, facilitando el flujo directo de mercancías.
Foto: Presidencia Perú Flickr. Inspección a los avances de obra del Terminal Portuario de Chancay y presentación de las primeras grúas eléctricas. 14/06/2024
Su impacto geopolítico regional será innegable, ya que también funcionará como un centro de distribución comercial para redirigir carga hacia Ecuador, Chile y Colombia, aunado a su enlace con el eje multimodal Amazonas del corredor bioceánico nororiental, que conecta Brasil con Perú.
Este escenario es especialmente beneficioso para las exportaciones peruanas, como minerales, productos agroindustriales y pesca, sectores clave de la economía nacional. También se espera que el puerto atraiga nuevas inversiones extranjeras, tanto en el sector industrial como en infraestructura relacionada, generando miles de empleos directos e indirectos.
El papel de China en el desarrollo del puerto de Chancay no puede ser subestimado. La inversión china ha sido crucial para financiar el proyecto, pero su influencia en la infraestructura estratégica de Perú también ha despertado debates.
Algunos expertos ven esta colaboración como una oportunidad para que Perú mejore su infraestructura sin recurrir exclusivamente a préstamos multilaterales o a las finanzas públicas. En un país con una gran necesidad de modernización en su sistema de transporte y logística, la inyección de capital chino es vista como un alivio.
Sin embargo, otros analistas advierten sobre los riesgos de depender tanto de China. Al ser COSCO una empresa estatal, se teme que el control de un puerto tan importante pueda afectar la soberanía económica y política de Perú a largo plazo. En este sentido, la crítica va más allá del puerto de Chancay y se centra en la creciente influencia de China en sectores estratégicos de América Latina, desde la minería hasta la infraestructura.
En última instancia, el puerto de Chancay es un símbolo de las oportunidades y riesgos que trae la globalización. Para Perú, podría significar una transformación económica y una mejor integración en las rutas comerciales internacionales. No obstante, las preguntas sobre la influencia extranjera y el impacto en las comunidades locales seguirán siendo parte del debate mientras el puerto se convierte en una realidad.
El desafío para Perú será maximizar los beneficios económicos y comerciales del puerto sin perder de vista las implicaciones ambientales, sociales y geopolíticas que acompañan a este monumental proyecto. Con el tiempo, Chancay podría no solo conectar a Perú con Asia, sino también redefinir el papel del país en la dinámica comercial del Pacífico.
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Chancay: impacto geopolítico y comercial del Mega Puerto chino en Perú – Más Producción