Tensiones arancelarias entre China y la Unión Europea: Oportunidad Comercial para América Latina
El conflicto arancelario entre la Unión Europea (UE) y China por los vehículos eléctricos ha generado tensiones comerciales que podrían redefinir las relaciones económicas globales, abriendo oportunidades estratégicas para América Latina. La UE, al imponer aranceles para proteger su industria automotriz de la competencia china subsidiada, ha generado represalias por parte de Beijing, como medidas contra productos lácteos europeos.
Este contexto ofrece a los países latinoamericanos una ocasión para posicionarse como socios clave, tanto para el suministro de materias primas esenciales como para la exportación de alimentos como lácteos. Aprovechar estas oportunidades implica desafíos, como equilibrar las relaciones comerciales con China para evitar dependencia y garantizar beneficios equitativos. En un entorno de cambios geopolíticos y riesgos globales, América Latina deberá fortalecer sus estrategias comerciales y aprovechar las dinámicas de diversificación de mercados de ambas potencias para consolidar su posición en el comercio internacional.
Las tensiones entre la República Popular China (RPCh) y la Unión Europea (UE) por la imposición de aranceles a los vehículos eléctricos chinos, representa un punto de inflexión en la relación comercial entre ambas partes. Este conflicto ha afectado las dinámicas en la relación bilateral, la cual, en el caso de persistir, obligaría a las partes a proyectar sus mercados en otras miras, lo que podría representar una oportunidad para terceros, entre ellos los países de la región de América Latina (ALC). El presente documento explora las causas de estas diferencias, su desarrollo, y cómo dicho panorama influiría en las relaciones comerciales y geopolíticas de la región latinoamericana con el país asiático.
“Con el aumento de aranceles a vehículos eléctricos chinos, la Unión Europea busca proteger sus industrias estratégicas, mientras China se expande en mercados alternativos”.
Desde junio del presente año, la UE ha resuelto aumentar los aranceles a vehículos eléctricos importados desde la RPCh, argumentando que la industria automotriz europea se ve vulnerable ante la competencia desigual de fabricantes chinos, quienes reciben subsidios por parte de su gobierno. Estos les permiten vender sus vehículos a precios más bajos en el mercado europeo, ejerciendo una presión competitiva sobre los fabricantes locales de automóviles eléctricos en Europa como Stellantis y Renault. La resolución por parte del bloque se genera en un contexto de dependencia tecnológica y de la urgencia por proteger industrias estratégicas a su interior. Esto, de cara a la expansión de China en sectores como el de las energías renovables y la movilidad eléctrica. En respuesta, Beijing ha calificado esta decisión de proteccionista y ha respondido con represalias comerciales, desencadenando una ofensiva arancelaria con consecuencias negativas para ambas economías.
Por su parte, la RPCh rechaza tales acusaciones argumentando que los fabricantes chinos de vehículos eléctricos han logrado una ventaja competitiva gracias a su desarrollo y avances tecnológicos. Según el gobierno chino, los aranceles impuestos por la UE son una medida proteccionista que va en contra de las reglas del comercio internacional y los principios de la Organización Mundial del Comercio (OMC). En consecuencia, China ha reaccionado adoptando medidas en contra del mercado lácteo europeo, emprendiendo una investigación anti-subsidios, cuya lectura se ha entendido como posible represalia ante las medidas antidumping de su mercado de vehículos eléctricos. Estas medidas afectan diversos sectores, desde el agroalimentario hasta la industria de lujo. La respuesta de China, no obstante, no solo se centra en medidas arancelarias, sino también en una posible reorientación de su estrategia comercial hacia mercados alternativos, como América Latina, África y Asia.
Ahora bien ¿qué oportunidades trae esto para América Latina?
Dicho conflicto comercial representa un escenario de posibles oportunidades para ALC en su rol como proveedor de materias primas y socio comercial de ambas partes. Por un lado, la Unión Europea podría buscar profundizar su presencia en la región a fin de contrarrestar la influencia de China, la cual se ha intensificado en los últimos 10 años a través de las inversiones, principalmente, en materia de hidrocarburos y de infraestructura, lo que podría traducirse en mayores ofertas de inversión y cooperación tecnológica, especialmente en la transición energética. Por su parte, China podría intensificar sus acuerdos bilaterales en ALC para asegurar el suministro de materias primas y compensar las barreras impuestas por la UE.
Si bien ALC ha representado en la última década un atractivo para el país asiático en materia de recursos naturales, sus intereses geopolíticos no se limitan únicamente a la extracción de elementos como el litio, carbono, cobre y níquel – otros insumos para la fabricación de baterías y vehículos eléctricos –, sino además, en la profundización de sus relaciones comerciales en función de importar alimentos y otros productos agrícolas para abastecer su población. Entre estos insumos se encuentran los productos lácteos. Teniendo en cuenta que algunos lácteos han sido, junto con el Brandy -y otros derivados de la leche – el mecanismo de represalia que ha implementado China, la eventual disminución de importación de éstos podría representar una oportunidad de negocio para los países de ALC.
“El conflicto por los aranceles a los vehículos eléctricos chinos podría impulsar a América Latina como proveedor clave de materias primas para ambos bloques”.
La RPCh ha sabido diversificar su mercado y no generar una dependencia comercial. Desde su suscripción a la OMC en 2001, ha aprovechado las relaciones comerciales como una estrategia geopolítica para posicionarse como actor relevante en el escenario mundial. Si bien las diferencias ideológicas con Estados Unidos (EE.UU.) le han representado impases comerciales reflejados en el incremento de aranceles a sus productos tecnológicos, maquinaria y textiles; la China popular ha podido balancear las sanciones impuestas por la principal economía, incrementando su capacidad productiva y aprovechando ventajosamente sus relaciones comerciales con países en vía de desarrollo. Esta estrategia podría implementarse en la región de ALC en el marco de dicha pugna, teniendo en cuenta la capacidad de producción de lácteos de varios de estos.
Por su parte, la producción y exportación de leche argentina muestra una tendencia de crecimiento en volumen durante el primer trimestre de 2024, con un aumento del 6,4% en comparación con el mismo período del año anterior. Las exportaciones de leche en polvo, que representan el 43,3% del valor total exportado, tuvieron un crecimiento en volumen del 18,8%, aunque los ingresos en dólares cayeron un 5% debido a una baja en los precios internacionales. En términos de litros de leche equivalentes, las exportaciones representan el 30,1% de la producción total, siendo los principales destinos de exportación Chile, Paraguay. Uruguay e Irlanda.
“China diversifica su mercado hacia América Latina en respuesta a las barreras impuestas por la UE, fortaleciendo su cooperación en sectores como la producción de lácteos”.
Principales productores de lácteos en América Latina
Ahora bien, Brasil se consolida como el principal destino de las exportaciones lácteas de Uruguay, representando el 49% de las ventas en los últimos 12 meses, concentrándose en productos como leche en polvo entera, descremada y quesos. Sin embargo, la facturación de estas exportaciones disminuyó un 17% en el primer trimestre de 2024 respecto al mismo periodo del año anterior, destacándose una caída en productos como leche en polvo entera y mantequilla. Este descenso se produce en un contexto donde China podría ver una oportunidad estratégica en los productos lácteos uruguayos para diversificar sus fuentes de abastecimiento, dada su creciente demanda en el sector alimentario.
A pesar de que la capacidad en la producción de lácteos no es la misma a nivel de todos los países de la región, Chile, México, Nicaragua y Costa Rica, cuentan con capacidad de producción y exportación de este producto, situándose en el ranking de los 10 países de ALC para su exportación. Pese a no contar con el prestigio de los generados por economías estables como las de Nueva Zelanda y Bélgica, el mercado con América Latina se ha convertido en los últimos años en uno de los principales focos para las inversiones y el mercado chino, convirtiéndolo a la fecha en el segundo socio comercial de la región.
“A pesar de que la capacidad en la producción de lácteos no es la misma a nivel de todos los países de la región, Chile, México, Nicaragua y Costa Rica, cuentan con capacidad de producción y exportación de este producto, situándose en el ranking de los 10 países de ALC para su exportación”.
Aprovechar a China como el gran importador del mundo presenta importantes ventajas para los países de América Latina, ya que su mercado representa oportunidades comerciales. No obstante, la RPCh es comúnmente referenciada como un actor de acuerdos “gana-pierde”, en los cuales el beneficio suele inclinarse a favor de la contraparte china. Esto resalta la necesidad de que los países latinoamericanos desarrollen estrategias de negociación y políticas comerciales sólidas que permitan maximizar los beneficios de esta relación, a la vez que se protegen los intereses nacionales y los recursos estratégicos. Para ello, conocer el estado actual de las relaciones comerciales de China con otros actores, como el conflicto comercial que mantiene con la Unión Europea, resulta clave en el diseño de estas estrategias comerciales y en la identificación de posibles oportunidades de cooperación o competencia.
La disputa arancelaria entre la RPCh y la UE marca un hito en sus relaciones comerciales y abre una ventana de oportunidades para ALC. Como proveedor clave de materias primas, la región podría convertirse en un socio estratégico para ambos bloques en su búsqueda de diversificación de mercados y aseguramiento de suministros. En este contexto, China podría fortalecer su relación con la región a través de una mayor cooperación en sectores como la producción de lácteos.
“Aprovechar a China como gran importador del mundo presenta oportunidades comerciales, pero América Latina debe negociar con políticas sólidas para proteger sus recursos estratégicos”.
Estas oportunidades se ven reflejadas en los beneficios que los países latinoamericanos obtengan a partir de las ofertas comerciales de China, para lo cual es importante realizar una lectura y análisis del mercado chino en relación con otros actores a nivel internacional. No obstante, esta oportunidad también exige un enfoque cuidadoso y estrategias comerciales sólidas que permitan maximizar beneficios y proteger intereses nacionales. Este escenario representa un desafío en las estrategias en materia de comercio para la región, particularmente para países cuya cercanía comercial con Estados Unidos supera considerablemente la que mantiene con el país asiático, como es el caso de Colombia, quien hace poco manifestó su interés de adherirse a la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
Por otro lado, es importante considerar cómo eventos internacionales, como la guerra en Ucrania, pueden alterar este equilibrio. Este conflicto tiene el potencial de afectar no solo la producción de lácteos, clave para las exportaciones latinoamericanas, sino también de interrumpir los flujos comerciales globales. En este contexto, los países de América Latina deben mantenerse vigilantes y proactivos, adaptándose a las transformaciones en el panorama geopolítico y comercial mundial para fortalecer su posición en las relaciones con China y otros mercados.
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Enlaces Externos:
China eleva la tensión comercial con la UE al imponer aranceles al brandi europeo – El País