Iniciativa de la Franja y la Ruta: Oportunidades y desafíos
Foto: Palácio do Planalto.
De acuerdo con un informe del medio El Tiempo, en el marco del “Foro China-CELAC”, el presidente de la República Popular China, Xi Jinping, propuso una relación más cercana y de mayor cooperación con la región del Caribe y América Latina.
Dicha propuesta se enmarca en un contexto global de confrontación geopolítica entre el país asiático y los Estados Unidos, lo que demuestra la intención de China de seguir desarrollando su cooperación política y económica con los países caribeños y latinoamericanos.
La iniciativa de la Franja y la Ruta se instauró en el año 2013 con el propósito de generar interconexión entre China y los países que firmaran el memorando de entendimiento. Esta conectividad se haría mediante proyectos de infraestructura, energía, puertos y ferrocarriles, lo que aumentó las expectativas de la misma, pero también generó críticas.
Hasta el momento, al menos 150 naciones en todo el mundo han firmado el acuerdo de cooperación para la Franja y la Ruta, de las cuales al menos 20 están situadas en la región de América Latina y el Caribe.
Al respecto, el docente de la Universidad de La Sabana y experto en temas chino-latinoamericanos, Ulf Thoene, comentó que “bajo el contexto actual, hay quienes ven en la Franja y la Ruta no solo una oportunidad económica, sino una estrategia defensiva ante el endurecimiento del comercio con Washington”.
Asimismo, el académico mencionó que las críticas más grandes en contra de esta iniciativa son la opacidad en la transparencia de los contratos, el impacto negativo en la capacitación y creación de empleos locales, la posible pérdida de soberanía y las relaciones asimétricas que se tendrían con China, donde en algunos casos los acuerdos han desfavorecido a los Estados socios del país asiático.
De igual forma, algunas organizaciones no gubernamentales y organismos internacionales se han pronunciado frente a los desafíos que esta iniciativa puede traer para los temas sociales y medioambientales en varios proyectos, como obras de infraestructura realizadas sin estudios de impacto ambiental o la construcción de represas que derivan en el desplazamiento de comunidades indígenas, hechos que han dejado impactos negativos en algunas naciones de la región.
Por otro lado, la politóloga Natalia Tobón, socia de Cárdenas Tobón y exdirectora de ProColombia en China, expresó que “los riesgos atribuidos a la participación en la BRI, como el endeudamiento excesivo o la pérdida de soberanía, suelen estar sobredimensionados o mal comprendidos”.
La politóloga Tobón enfatizó en que realmente la Franja y la Ruta no trae obligaciones jurídicas ni acuerdos vinculantes en el marco internacional para los países que firman el plan de cooperación o el memorando de entendimiento. En cambio, es más que todo un marco de cooperación que da facilidad para la realización de proyectos entre China y las naciones que firman, pero basados en los términos que los países receptores acuerden, siempre desde una mirada soberana.
Por su lado, Parsifal D’Sola, director ejecutivo y fundador de la Fundación Andrés Bello Centro de Investigación Chino-Latinoamericano, resaltó que “el principal riesgo que afronta cualquier país al momento de adherirse a la Iniciativa de la Franja y la Ruta es la falta de preparación”.
Además, comentó que “dada la relación asimétrica que existe con China, no tener un marco referencial de política exterior bajo el cual interactuar con Beijing es lo peor que puede hacer un país”.
De hecho, hay una diferencia de trato entre países que hacen parte de la iniciativa, como por ejemplo Grecia, que por tener una posición geoestratégica determinante, ha tenido inversiones portuarias importantes, como es el caso del puerto de El Pireo a cargo de la compañía Cosco, y la relación con otros países solamente para la importación de materias primas, más que analizarlos como socios de largo plazo, evidenciando una asimetría en los términos de cada acuerdo.
Frente a la salida de la Franja y la Ruta por parte de naciones como Panamá e Italia, el director de la Fundación Andrés Bello, Parsifal D’Sola, mencionó que “en el caso de Italia, la decisión fue geopolítica y estratégica, influida por las presiones de sus aliados occidentales, la falta de resultados económicos (el superávit comercial de China frente a Italia creció en vez de reducirse) y un cambio de enfoque ideológico entre el gobierno de Giuseppe Conte y el de Giorgia Meloni”.
Por el lado de Panamá, el experto Parsifal D’Sola comentó que la salida de esta nación de la iniciativa se dio debido a la presión que el gobierno de los Estados Unidos ejerció para que la nación decidiera no renovar su participación en la iniciativa.
Al respecto, el director D’Sola comentó que hay casos ejemplares que tomar en cuenta para analizar la Iniciativa de la Franja y la Ruta, como por ejemplo lo que ha ocurrido en América Latina, concretamente en Venezuela, Chile, Perú y Argentina, naciones que firmaron el memorando de entendimiento con objetivos claros de inversión en sectores determinantes para la economía, pero cuyos resultados varían drásticamente entre cada nación.
Por ejemplo, según el experto D’Sola, “en el caso de Venezuela, los resultados han sido desastrosos, en el caso de Perú mixtos, y en el caso de Chile, exitosos, lo que indica que el éxito o fracaso de la membresía depende más de la calidad de la planificación y ejecución de los proyectos, así como del contexto y decisiones que se tomen a nivel local, más que de las exigencias chinas”.
Según El Tiempo, en el caso peruano, resalta el megapuerto de Chancay, el cual espera ser el punto de interconexión marítima entre China y los países latinoamericanos y caribeños. Por el lado chileno, destaca el hecho de que China se convirtió en su socio comercial más importante, debido a las importaciones provenientes de Chile en productos como el cobre, el vino y las frutas que China adquiere, y ha sido una relación sin escándalos de corrupción o deuda.
En cambio, de acuerdo con el docente Thoene, “Venezuela ha mantenido una relación más centrada en el financiamiento petrolero sin grandes avances visibles en infraestructura o transparencia tecnológica y con un endeudamiento por más de una década”.
Por su lado, la politóloga Natalia Tobón hace hincapié en que “lejos de ser una amenaza, la Iniciativa de la Franja y la Ruta puede convertirse en una herramienta para fortalecer la industria latinoamericana”.
En el marco latinoamericano, se conoce que China aparece como socio más importante de tres naciones, que serían Brasil, Chile y Perú, donde en las últimas naciones mencionadas, varias inversiones se han dado en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
En esa misma línea, cabe resaltar lo mencionado por el presidente chino Xi Jinping, quien comentó que en el año 2024 el intercambio comercial entre su nación y los países de la CELAC superó los 500.000 millones de dólares, una cifra 40 veces más grande que a inicios del siglo XXI.
Además, en ese mismo pronunciamiento, el presidente Xi se comprometió a construir una comunidad sino-latinoamericana con un futuro compartido, y como parte de eso, acordó crear un fondo de alrededor de 9.200 millones de dólares para créditos a los países de la región para temas de desarrollo.
De igual forma, el primer mandatario chino propuso que la cooperación en sectores determinantes como la agricultura, la infraestructura, la economía digital o la minería debería potenciarse, para de esta forma poder establecer programas conjuntos de formación y de lucha contra el terrorismo y el crimen organizado, para conseguir una paz global.
Frente a esto, el docente de la Universidad del Rosario, Germán Ortiz, comentó que esto evidencia la ambición geopolítica de la República Popular China, debido a que, según él, se habla de “un sur global con carencias de infraestructura y poco dinero y una gran nación con intereses comerciales, dinero para invertir, empresas estatales poderosas dispuestas a intervenir. Así las cosas, todo está dado para que China afiance como nadie había imaginado en América Latina”.
Nota principal:
Franja y Ruta: lo que enseñan Chile y Venezuela sobre cómo debe Colombia negociar acuerdo con China – El Tiempo
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