Relación México-China se enfocará en comercio exterior y mantendrá contratos empresariales
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De acuerdo con Sergio Ortiz, académico de la Escuela de Negocios del TEC de Monterrrey,
La relación económica y comercial entre México y China, aunque tensa, sigue avanzando principalmente en el ámbito de las exportaciones asiáticas hacia México, mientras la inversión china en el país continúa siendo limitada.
Según Sergio Ortiz, académico del TEC de Monterrey, el crecimiento económico entre ambos países ha sido impulsado principalmente por el comercio exterior, con un notable aumento en las exportaciones chinas. No obstante, la Inversión Extranjera Directa (IED) de China en México no ha alcanzado niveles significativos, a pesar del potencial de inversión que tiene el país asiático.
Ortiz subraya que el conflicto comercial entre Estados Unidos y China ha abierto oportunidades para las exportaciones chinas a México, ya que el comercio exterior entre ambos países ha crecido exponencialmente en los últimos 20 años. Sin embargo, la balanza comercial sigue siendo desproporcionada, con una clara ventaja para China, donde por cada 11 dólares que exporta el país asiático, México solo exporta un dólar. Esto se debe, en parte, a la especialización china en productos de alta tecnología y automóviles, áreas donde México tiene menos participación.
A pesar de la creciente importancia del comercio bilateral, la relación comercial entre México y China sigue siendo tensa. Ortiz señala que México, aunque otorgue contratos a empresas chinas, no se inclinará hacia ese país en el contexto del conflicto con Estados Unidos. Los chinos podrían estar interesados en un tratado de libre comercio con México, pero este no parece ser un escenario probable en el corto plazo, aunque China se mantiene como el segundo socio comercial de México debido a su eficiencia en exportaciones.
Finalmente, Ortiz critica el discurso optimista en torno al nearshoring o relocalización de inversiones hacia México, que ha sido más una «esperanza» que una realidad tangible. Las cifras de inversión extranjera directa no reflejan un aumento significativo como consecuencia de este fenómeno. Factores como la inseguridad y la falta de una infraestructura energética confiable han disuadido a los inversionistas, quienes no se arriesgarán si perciben riesgos como el robo de mercancías o la falta de suministro energético estable.
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