La polémica de Lionel Messi en Hong Kong: Un inesperado drama diplomático
Este mes de marzo, los fanáticos chinos del fútbol y los fieles seguidores asiáticos de Lionel Messi tenían previsto ver al astro argentino y a la selección argentina jugar en su propia casa. Una oportunidad única que cualquier amante del fútbol no quisiera dejar pasar. Al fin y al cabo no es todos los días que Messi, ampliamente reconocido como uno de los mejores futbolistas – por no decir el mejor que jamás tocó un balón – viene a jugar a ciudades como Hangzhou o Pekín.
Sin embargo, no fue así. Messi y sus compatriotas no viajaron a China, y los hinchas chinos se quedaron con la miel en los labios. Y todo porque Messi fue a Hong Kong recientemente y dejó en su camino un drama diplomático y deportivo que terminó con la cancelación de los partidos previstos para este mes de la selección Argentina en territorio chino.
Todo se debe a que el equipo estadounidense Inter Miami, club donde milita Messi, realizó en febrero su primera gira internacional. Durante la cual pasó por Arabia Saudí, Hong Kong, y Japón, y jugaron contra los equipos saudíes Al Nassr y Al Hilal, el Hong Kong All Star, y el Vissel Kobe de Japón.
La gira amistosa del Inter de Miami fue motivo de gran expectación entre los aficionados locales – y también un buen ejemplo de la absurda naturaleza del fútbol moderno. Uno fácilmente se puede preguntar qué narices hará un equipo estadounidense con tan solo seis años de vigencia dándole la vuelta al mundo para jugar partidos amistosos repartidos entre las tradicionales meccas futbolísticas de Hangzhou y Riyadh. En fin.
El mundo del fútbol se vio sacudido por un detalle que terminó convirtiéndose en controversia de proporciones internacionales durante la gira del equipo Inter Miami por Asia: Messi no jugó ni un solo minuto del partido disputado en Hong Kong el 4 de febrero.
La estrella mundial, y principal atractivo de la gira, pasó el encuentro entero en el banquillo debido a una lesión, cosa que no agradó a la afición hongkonesa y a los miles de chinos que viajaron desde China continental para ver el partido. A medida que pasaban los minutos del encuentro y La Pulga seguía sin saltar al terreno, la paciencia de la hinchada local se fue agotando, y el equipo gringo se vio abucheado por la afición anfitriona, que también coreó “¡reembolso!” y “¿dónde está Messi?”.
El periódico estatal chino Global Times – un medio portavoz del Partido Comunista de China – en su análisis del evento, señaló que la ausencia de Messi planteaba interrogantes sobre posibles tratos diferenciales hacia Hong Kong y aseguró que el impacto de la ausencia de Messi “excedió con creces el ámbito deportivo”.
“El partido en Hong Kong se convirtió en el único de los seis amistosos de pretemporada de Messi en este viaje en el que estuvo ausente. La situación […] ha magnificado estas dudas y sospechas sobre la integridad del Inter de Miami y del propio Messi”, afirmó el Global Times.
La política conservadora hongkonesa Regina Ip Lau Suk Yee fue más allá, y declaró que las acciones de Messi le habían convertido en persona non grata en el territorio, según un artículo de opinión que escribió en el South China Morning Post.
“La gente de Hong Kong odia a Messi, al Inter Miami y a la mano negra que hay detrás de ellos, por el desaire deliberado y calculado a Hong Kong. A Messi nunca se le debería permitir regresar a Hong Kong. Sus mentiras e hipocresía son repugnantes”, escribió la política en su cuenta de X en febrero.
El Global Times también aseguró que algunos aficionados llegaron a viajar hasta 12 horas con la esperanza de ver al astro argentino, y se reporta que el precio de las entradas al partido en Hong Kong oscilaban entre los 113 y 624 dólares estadounidenses.
En las semanas y días anteriores al esperado partido en Hong Kong, la ciudad china se vio consumida por un furor messianico, con imágenes del jugador visibles por todos lados, en pancartas, anuncios, y hasta en las velas de los tradicionales barcos juncos de la zona.
La molestia de los aficionados chinos no se limitó solo a la ausencia de Messi en el campo de juego. La situación se vio exacerbada por el hecho de que el argentino sí participó en el encuentro contra el Vissel Kobe japonés unos días después. Esta disparidad en la participación de Messi en los distintos encuentros solo sirvió para aumentar la frustración entre los seguidores chinos, quienes se sintieron agraviados y desilusionados por la aparente falta de consideración hacia ellos.
En referencia al incidente, Miles Yu, director del China Center del Hudson Institute, comentó en el China Insider Podcast que el Partido Comunista de China (PCCh) parte de la premisa de que existe una constante y coordinada conspiración internacional dirigida a derribar su gobierno.
Esta creencia conduce al PCCh a buscar frenéticamente evidencias para afirmar esta teoría y alimentar su propia paranoia. Según Yu, esta mentalidad hace que el PCCh magnifique incidentes menores, tratándolos como evidencia de complots internacionales contra China, y el caso de Messi sirve como un claro ejemplo de esta tendencia.
Varios factores contribuyen a la magnificación del incidente, incluyendo el reciente cambio político en Argentina con la llegada al gobierno del presidente Javier Milei, quien ha compartido públicamente su repudio hacia China y su falta tolerancia hacia cualquier sistema que él considere socialista o comunista, desequilibrando así la relación de la Argentina nativa de Messi con China.
Por ejemplo, el rechazo de Milei a alinear a Argentina con organizaciones internacionales dominadas por China, como el BRICS – algo que varios gobiernos anteriores tenían como prioridad – se percibe como algo antagónico a los intereses de Pekín.
La cancelación de dos partidos amistosos de la Selección Argentina en territorio chino, anunciada por la Oficina de Deportes de la ciudad de Hangzhou, fue la primera señal clara de las consecuencias del incidente y de la tensión política entre ambas naciones. A pesar de que la Asociación del Fútbol Argentino había confirmado oficialmente los partidos ante Nigeria en Hangzhou y contra Costa de Marfil en Pekín, las autoridades chinas declararon que “no se dan las condiciones para la disputa de los eventos”, dejando en el aire los encuentros programados.
El hecho de que Messi jugase en Japón en particular también sirvió para avivar los sentimientos nacionalistas del Estado chino. En China existen resentimientos históricos hacia Japón debido a la invasión del país nipón a China durante la Segunda Guerra Mundial y su cercanía con EE.UU. Por ende, Japón es constantemente criticado y atacado por los medios oficiales chinos, y la presencia de Messi en el partido en Japón un par de días después de su ausencia en Hong Kong le sirvió a la maquinaria comunicativa del PCCh para sostener sus teorías y ataques hacia Messi.
Las disculpas públicas de Messi por su ausencia en el partido contra Hong Kong no lograron aplacar el malestar inicial. Aunque expresó su deseo sincero de regresar y jugar en Hong Kong en el futuro, así como de volver pronto a China para saludar a sus seguidores, las palabras del argentino cayeron en oídos sordos ante la indignación de los aficionados que habían invertido tiempo y dinero en la esperanza de verlo en acción.
La empresa organizadora del encuentro en Hong Kong anunció que emitirá un reembolso del 50% a los poseedores de entradas para el partido del pasado 4 de febrero por un valor cumulativo de 7,2 millones de dólares debido a la ausencia de Messi.
La decepción expresada por el gobierno y los aficionados fue, según el diario Global Times, “totalmente comprensible”.
Como resultado, Messi tuvo que disculparse públicamente – por lo menos unas tres veces – para dar explicaciones por su ausencia, tanto en ruedas de prensa, como en videos que publicó en redes sociales. Tal fue el desagrado local que publicó un video de más de dos minutos en la plataforma china Weibo, en el cual dijo que su ausencia del partido no tenía motivación política ninguna y aseguró que tenía una “una relación muy cercana y muy linda con China”.
Sus palabras lograron eventualmente apaciguar el malestar generado. Hu Xijin, antiguo editor del medio estatal Global Times y uno de las principales voces críticas hacia Messi al estallar el drama, relajó su posición y públicamente aceptó la disculpa de La Pulga.
“Messi […] descartó razones políticas, su actitud parecía sincera. Ahora personalmente acepto su explicación. Por supuesto, su imagen en Hong Kong y el continente será difícil de reparar. Es el precio que debe pagar”, escribió Xijin, arduo promotor de la línea oficial del partido, en X a mediados de febrero.
Bizarramente, los medios estatales chinos llegaron hasta a aludir que el Inter Miami tiene vínculos con la CIA que fomentaron la ausencia del argentino en Miami. Un artículo de Global Times insinuó que existen lazos entre los propietarios del club y movimientos anticomunistas, y que por lo tanto Messi se ausentó del encuentro por órdenes de arriba, reforzando la creencia del PCCh en complots externos en su contra.
Este no es el primer contratiempo diplomático que enfrenta Messi en China. En junio del año pasado, el jugador fue detenido al aterrizar en el país asiático para una concentración con su selección nacional debido a la falta de una visa válida.
La confusión derivó del hecho que Messi había ingresado a Taiwán de camino a China, acto que realizó con su pasaporte español y que por lo tanto pudo hacer sin visa, ya que los ciudadanos españoles no requieren visa para entrar a Taiwán.
Sin embargo,China si le solicita visa a los ciudadanos españoles, pero Messi no contaba con una ya que “creyó que no la necesitaba, que bastaría con su pasaporte español. […] Lionel pensó que Taiwán pertenecía a China”, según relata el portal Medio Tiempo. El problema se logró resolver eventualmente.
El incidente de Messi en Hong Kong revela no solo la magnitud de las sensibilidades políticas dentro del Partido Comunista de China, sino también la forma en que el factor político y control por parte de la maquinaria estatal permea todos los aspectos de la vida y la sociedad en el país.
La reacción exagerada de las autoridades chinas y los medios de comunicación oficiales, especialmente a través de plataformas como el Global Times – un férreo defensor del gobierno central chino – sirve como un recordatorio vívido de cómo la política moldea la percepción y las acciones en China, incluso en el ámbito deportivo.
Dudo que haya mucha prisa por volver a invitar a Messi a Hong Kong.
Fuentes adicionales: